lunes, 24 de marzo de 2008

Niños/as .El derecho a jugar.

Comenzaron las clases, ya los niños y niñas estan en sus escuelas, los padres y madres en sus trabajos.
Cada cual en su lugar y cada lugar con su hacer.Las presiones hacia el estudio avanzan, los tiempos pautados para ver televisión, para organizar la mochila, para estudiar en casa , para ir a estudiar con un amigo /a .
La escuela y esta sociedad que cada vez plantean mayores desafíos , van dejando de lado, un derecho inalienable de niños/as , el derecho a jugar.
A esta altura de la modernidad queda claro que el jugar en los niños/as , es un indicador de salud general, no una pérdida de tiempo.
Nuestras sociedades , ávidas de éxitos y consumo, han generado una percepción de la realidad poco precisa, donde lo productivo es el eje de lo aceptado socialmente , y el jugar, el ser consciente de que hay tiempos propios que nadie puede manejar fuera de mí , el tiempo libre , son vividos como sinónimos de holgazanería , de vaguedad crónica , sin embargo son imprescidnibles como espacios para recorrer en cuanto al estar con uno mismo, disfrutar de ello, sentirse mas cerca de la propia percepción.
Hoy, en cualquier ciudad del mundo vemos adultos /as de todas las edades caminando o corriendo , cuando uno indaga porque lo hacen, en su mayoría hablan de stress , de problemas cardiológicos, gastricos , nerviosos producto de la vida que han llevado.
El juego es una experiencia inédita en lo humano que no puede ser " intercambiada " por otra , jugar implica salir , para vovler a entrar , construir de la nada afirmando mi potencia creadora, implica negociaciones que en la realidad no podemos resolver.
Jugar es parte del desarrollo vital de cualquier niño/a , no una muestra de su aversión por el estudio, jugar , es posible en sociedades que valoricen los espacios, los tiempos, los recursos para que los niños/as jueguen.
Es posible, es probable que si no desarollamos estrategias firmes para que nuestros niños /as , no pierdan ese derecho, los veamos crecer sin armonía, y cuando adultos; correr casi compulsivamente en busca del paraíso perdido.

Hugo Huberman

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