jueves, 20 de marzo de 2008

Millones de niños sufren la violencia en el trabajo en América Latina

Los dos adolescentes de 15 y 17 años fallecidos días atrás en Orán, Salta, mientras trabajaban quitando piedras de campos destinados a la siembra de caña de azúcar formaban parte de los más de 5 millones de niños, niñas y adolescentes que realizan trabajos en América Latina, muchos de ellos víctimas de diferentes tipos de violencia, según el "Estudio mundial sobre violencia contra la niñez" de las Naciones Unidas (2006).

El informe, elaborado por el especialista brasileño Sergio Pinheiro a pedido de la Secretaría General de la ONU, recomienda enfrentar esta problemática promoviendo una política de cero tolerancia a la violencia contra los niños y niñas que están trabajando, así como el acceso universal a la educación básica y el fin del empleo de niños y niñas en las peores formas de trabajo infantil.
Pinheiro sostiene que de todos los lugares donde la niñez está expuesta a la violencia, el trabajo es uno de los más difíciles de tratar, ya que de hecho los niños y niñas de menos de 14 años de edad no deberían trabajar, según la legislación internacional.
Sin embargo, de acuerdo a un estudio realizado por la OIT en 19 países de América Latina, casi el 10 por ciento de toda la población de 5 a 17 años realiza labores en las peores formas de trabajo infantil, donde la violencia es rutina. "La OIT defiende la acción para combatir la violencia contra niños y niñas en el trabajo con tolerancia cero. El trabajo infantil y la violencia en el trabajo no son la misma cosa, pero es necesario eliminar ambos. La violencia en el trabajo es inaceptable, se trate de niños y niñas, adolescentes o de adultos", destacó la directora para América Latina y el Caribe de la OIT, Isa Ferreira.
La mayoría de los países de América Latina ha ratificado los Convenios 138 y 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establecen la edad mínima de admisión al empleo y las peores formas de trabajo infantil, respectivamente.
El estudio de Naciones Unidas compruba que existe muy poca información sobre la violencia contra los niños y niñas en los lugares de trabajo, especialmente de aquellos que se encuentran en la economía informal, donde está la mayoría de estos trabajadores. El tratamiento de la violencia, además, ha estado ausente en los esfuerzos para eliminar el trabajo infantil, según Pinheiro.
La respuesta más obvia a la violencia contra la niñez en los lugares de trabajo es sacarlos de allí, pero es importante reconocer que para muchos niños y niñas ésta no es una opción fácil. Las respuestas deberían tratar simultáneamente las causas por las cuales los niños y niñas trabajan -económicas, sociales y culturales-, así como las expectativas y perspectivas de sus familias, ya que si no lo hacen, simplemente ellos volverán a la labor.
El trabajo infantil "es la actividad que implica la participación de niñas y niños menores de 15 años en la producción y comercialización familiar de los bienes no destinados al autoconsumo o en la prestación de servicios a personas naturales o jurídicas que les impidan el acceso, rendimiento y permanencia en la educación o se realicen en ambientes peligrosos, produzcan efectos negativos inmediatos o futuros o se lleven a cabo en condiciones que afecten el desarrollo psicológico, físico, moral o social de los niños", según la OIT.
El estudio subraya además que es importante no seguir violando el bienestar de los niños y niñas que trabajan criminalizándolos o estigmatizándolos por circunstancias que están más allá de su control. A continuación presentamos los principales apartados del capítulo "Violencia contra la niñez en los lugares de trabajo" del informe de las Naciones Unidas.

Naturaleza y alcance del problema

Mucho de lo que se conoce sobre la violencia en el lugar de trabajo organizado deriva de los estudios en países industrializados y entre trabajadores adultos, donde el fenómeno parece ir incrementándose. Ha habido una tendencia en focalizarse en la violencia física. Solo recientemente la perspectiva analítica ha sido extendida para incluir la violencia verbal, psicológica y sexual, incluyendo el acoso sexual, físico y la intimidación.
Las estadísticas existentes sobre violencia de acuerdo al grupo de edad de trabajadores son escasas. En los lugares de trabajo regulados donde los trabajadores jóvenes están legalmente empleados, los códigos de seguridad y los estándares se aplican. Sin embargo, pueden no estar protegiendo adecuadamente a los trabajadores jóvenes, ya que pueden ser renuentes a reportar los casos de violencia contra ellos. Pero donde el empleo está por debajo de la edad mínima y es ilegal, es menos probable que se reporten los incidentes.
Las encuestas sobre trabajo infantil muchas veces no recogen la información sobre la violencia contra los niños y niñas en los lugares de trabajo. Falta información sobre los niños y niñas que son explotados en la economía informal, mientras los riesgos aumentan enormemente. A pesar de que algunas organizaciones no gubernamentales han realizado exámenes cualitativos entre grupos relativamente pequeños de niños y niñas trabajadores en ocupaciones "peligrosas" o propensas a la violencia, estos lugares de trabajo son notoriamente difíciles de investigar.

Tipos de violencia de los lugares de trabajo

Las formas más comunes de violencia contra la niñez en los lugares de trabajo son: física (golpes, patadas, cachetadas, latigazos, quemaduras y en casos extremos incluso asesinato); psicológica (gritos, regaños, insultos, amenazas, lenguaje obsceno, acoso, aislamiento, marginalización, discriminación); y
sexual (acoso sexual y violación).
El daño más frecuente al bienestar de los niños y niñas trabajadores parece ser la baja autoestima resultante del abuso verbal, la humillación y el acoso físico. Los niños y niñas se quejan frecuentemente de la falta de respeto con que son tratados.

Respuestas a la violencia contra niños en los lugares de trabajo

La violencia como un problema específico no ha tenido mucha atención de parte de los programas relacionados al trabajo infantil. Un reto que surge del estudio de Naciones Unidas es hacer que la violencia contra niños y niñas en los lugares de trabajo sea un tema más visible, y darle una prioridad más alta entre quienes elaboran políticas públicas.
No hay ninguna experiencia en tratar el abuso y la violencia dentro de muchos programas existentes relacionados al trabajo infantil. La mayoría de ellos tienen múltiples objetivos, tratando causas económicas y culturales, la promoción de la educación y ocupaciones alternativas, movilización social sobre las necesidades de los niños y niñas y sus derechos, y abogacía para cambiar actitudes hacia la aceptación del trabajo infantil. Dentro de tales programas, la violencia contra los niños y niñas en los lugares de trabajo debería ser mejor investigada y tener mayor atención.
Las respuestas apropiadas van a depender en un grado considerable en diferencias claves relativas a la naturaleza del trabajo o del lugar laboral, y por ende de la violencia en ellos.
En los casos donde la violencia es un componente integral de la naturaleza peligrosa y explotadora del trabajo, tratada en el Convenio 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil, los niños y niñas no deben estar en el lugar de trabajo (VER RECUADRO).
La principal respuesta va a ser, por ello, permitirles dejar esas actividades y tomar un nuevo curso en sus vidas, con el apoyo de su familia, la sociedad y el Estado. Esto requiere un acercamiento multisectorial, incluyendo medidas para combatir la pobreza, promocionar la educación y reforzar los reglamentos laborales.
Cuando el trabajo se desarrolla en ambientes informales, donde no hay un "empleo" en un sentido contractual, y donde el lugar de trabajo no es fácil de acceder o se realiza en las calles y espacios abiertos, la necesidad inmediata de los niños y niñas de protección de la violencia puede ser mejor tratada por programas que provean servicios como albergues y centros, educación no formal, desarrollo de habilidades para resistir acosos sexuales, actividades sociales deportivas y de recreación, y oportunidades para adquirir calificaciones para continuar los estudios.
En los casos donde los niños, niñas y adolescentes están trabajando legalmente, ya sea porque tienen trabajos ligeros o están por encima de la edad mínima legal de empleo, y cuando enfrentan violencia de los empleadores u otros trabajadores, los esfuerzos pueden dirigirse a aumentar su protección y reducir sus vulnerabilidades y riesgos.
Los esfuerzos dirigidos a sacar a niños y niñas de los lugares de trabajo explotadores necesitan ser acompañados por medidas que eliminen las razones económicas y sociales por las que ellos trabajan; si no, terminan muchas veces en más situaciones informales peligrosas.

Educación universal

El acceso universal a la escuela es un componente clave para terminar el trabajo infantil. Hay muchos argumentos a favor de hacer efectiva la obligatoriedad y el acceso universal de la educación básica para niños y niñas, incluyendo el pedido al Estado de aumentar la inversión educacional y el ímpetu para alcanzar el objetivo global de educación para todos. El logro de este objetivo está relacionado cercanamente a muchos otros, incluyendo la reducción de la pobreza, igualdad de género y mejorar la salud materno-infantil.
Es importante notar que la escolarización y el trabajo no se excluyen mutuamente: ir a la escuela no descarta realizar trabajos. Los niños y niñas de muchas sociedades destinan parte de su tiempo a actividades para ayudar a pagar sus gastos de escolaridad o como una parte útil de su socialización. De todos modos, tales oportunidades laborales deben ser realizadas con límites que apoyen, más que disminuyan, el desarrollo de oportunidades.

La participación de los niños

Uno de los pasos más importantes para permitir que los niños y niñas salgan por sí mismos del trabajo explotador y el abuso en los lugares de trabajo es facilitar su participación en los programas desarrollados y realizados para su bienestar.
La participación no debería consistir solamente en consultas sistemáticas a los niños, niñas y sus familias desde la etapa de recolección de datos a la implementación del programa, sino también deberían incluirlos para usar sus propias fuerzas. Esto incluye organizar sus propias actividades programáticas, como impulsos para sacar a los niños y niñas de los lugares de trabajo explotadores como también abogar por ellos. Las actividades de participación pueden ser usadas para aumentar su conocimiento de la violencia a la cual esos niños y niñas pueden ser sujetos.
Varias organizaciones han ayudado a trabajadores infantiles y a niños y niñas que no trabajan a desarrollar sus propias organizaciones, a través de las que buscan mejorar sus vidas, aprender habilidades y educación, disfrutar deportes y programas culturales y realizar actividades sociales útiles.
Algunos se han convertido en sofisticados activistas: los movimientos de trabajadores infantiles han formado una red internacional, y estuvieron representados en la Cumbre Mundial de la Niñez de Naciones Unidas, de 2002.

El trabajo explotador y las leyes internacionales

La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y ratificada por todos los países de América Latina, contiene un artículo específico relacionado al trabajo. En él reconoce "el derecho del niño a ser protegido de la explotación económica y de realizar cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social". El artículo además obliga a los Estados a "proveer una edad mínima o edades mínimas para la admisión al empleo", entre otros aspectos para regular esta situación.
La noción de la protección a la niñez de la convención va mucho más allá de la no explotación, ya que cubre un número de derechos potencialmente en riesgo para la niñez trabajadora, como la protección contra la discriminación, el interés superior de la niñez, el derecho a la identidad, a acceder a la salud, a la educación y recreación.
En 1999 la OIT adoptó el Convenio 182 sobre las peores formas de trabajo infantil apuntando a las más peligrosas y explotadoras situaciones en las que la niñez se encontraba. El propósito fue reforzar el marco legal internacional de acción enfocando más ampliamente la mirada. El concepto de peores formas ayudó a establecer las prioridades globales, y dirigió la atención a los impactos del trabajo en la niñez así como en el tipo de trabajo que ella realiza.
Las peores formas de trabajo infantil abarcan todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, el trabajo forzoso u obligatorio; la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños y niñas para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas; y la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños y niñas para la realización de actividades ilícitas.

Las leyes y su implementación

Los estándares internacionales guían la acción legislativa nacional sobre trabajo infantil. Solo dos países del mundo no han ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y más del 80 por ciento de los niños y niñas del mundo viven hoy en países que han ratificado los dos convenios claves de la OIT.
Ello refleja un fuerte consenso político y un nuevo momento significativo de acción urgente para eliminar la explotación laboral infantil. Muchos gobiernos han emprendido revisiones de su legislación, y han mostrado mayor resolución en tratar los muchos temas implicados.
Hay todavía grandes desafíos en convertir las leyes y códigos tradicionales relacionados al "trabajo" y "empleo" de conformidad con la ley internacional. Una acción importante a nivel nacional ha sido determinar la lista de ocupaciones peligrosas y tareas, y prohibirlas para todos los niños, niñas y adolescentes, como lo establece el Convenio 182.
La atención de los gobiernos hacia el trabajo forzoso ha sido más modesta, y ha habido poca acción en mejorar la legislación contra el uso de niños y niñas involucrados en actividades ilícitas.

Posturas y recomendaciones

"Es necesario eliminar tanto el trabajo infantil como la violencia en el trabajo. La eliminación de uno de ellos no justifica el otro: aún donde niños y niñas estén trabajando legalmente en línea con los niveles internacionales, la violencia en el trabajo debe ser erradicada y prevenida: aún cuando no haya violencia en el trabajo, un niño trabajador debajo de la edad permitida debe ser rescatado", apuntó Isa Ferreira, directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe.
Sin embargo, existen varias personas y organizaciones que critican y cuestionan las posturas de la OIT sobre el tema, como el especialista peruano Alejandro Cussianovich, del Instituto de Formación para Educadores de Jóvenes, Adolescentes y Niños Trabajadores de América Latina y el Caribe (Ifejant). Básicamente, Cussianovich, quien tiene una gran trayectoria en el trabajo social con niños, niñas y adolescentes trabajadores, defiende el derecho de ellos a trabajar para salir de la pobreza y mejorar sus vidas, garantizando el acceso a la educación, la salud y una vida digna.
Un amplio rango de medidas es necesario para enfrentar el problema de la violencia contra los niños y niñas en los lugares de trabajo. El tema tiene que ser abordado desde la perspectiva de apoyo, derechos humanos, trabajo, salud y seguridad, y reforzamiento de la ley, empezando con esfuerzos para prevenir en primer lugar que empleen los niños y niñas por debajo de la edad mínima legal.
Algunas acciones preventivas importantes son el apoyo para el acceso universal a la educación básica y la acción para terminar el empleo de niños y niñas en las peores formas de trabajo, pero también son necesarias acciones relacionadas a la pobreza y las necesidades de las familias.
El punto dominante debe ser una política de cero tolerancia a la violencia contra los niños y niñas que están trabajando, ya sea dentro de la ley o fuera de ella, en lugares de trabajo organizados o en la economía informal. El tema debe ser tratado y procesados los autores de actos de violencia contra niños y niñas en lugares de trabajo.
Los niños y niñas que están por bajo la edad mínima para trabajar necesitan ser ayudados a dejar el trabajo, recibir educación y entrenamiento y mejorar sus chances de vida. Con aquellos que están trabajando legalmente la prevención de la violencia debería ser explícitamente construida dentro del proceso de regulación e inspección, con acceso a jóvenes trabajadores a sistemas de reporte y procedimientos de queja.
La expresión "peores formas de trabajo infantil", según el Convenio 182 de la OIT, abarca: a) todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y el tráfico de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados; b) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas; c) la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes, tal como se definen en los tratados internacionales pertinentes; y d) el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.




Comisión Provincial para la Erradicación del Trabajo Infantil (COPRETI) de Salta
Norma Velasco
Tel: 0387 - 431-8451

Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CONAETI)
4310-5814/5813
tinfanti@trabajo.gov.ar

Dirección General de Trabajo Provincial
Gustavo Feoli
0387 - 4318451/54

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