viernes, 4 de abril de 2008

Hombres y violencia.

Nueva Mirada:
¿Cómo podemos definir la violencia intrafamiliar?

Andrés Quinteros: Se habla de violencia intrafamiliar ante cualquier tipo de maltrato que sufre un integrante del núcleo familiar por parte de otro integrante del mismo núcleo. Tenemos el maltrato dirigido a los niños, a la mujer, a los ancianos, la violencia cruzada entre los esposos y, en muy pocos casos, el maltrato al hombre. Existen distintos tipos de maltratos que, en el caso de los niños, podríamos resumir en el maltrato activo y el pasivo. Por maltrato activo se entiende a cualquier acción directa y no accidental realizada por un familiar dirigida a otro. Por ejemplo tenemos el maltrato físico activo que se refiere a cualquier acción, no accidental, por parte de los padres o cuidadores, que provoque daño físico o enfermedades en los niños. El maltrato activo también toma la forma emocional, y se presenta bajo la forma de hostilidad verbal crónica (insultos, burlas, desprecio, etc.) y constantes bloqueos a las iniciativas infantiles, por parte de cualquier miembro adulto del grupo familiar. Por último, tenemos también la agresión sexual entendiendo a esta como cualquier clase de contacto sexual con un niño por parte de un familiar o un tutor adulto, con el objeto de obtener satisfacción y/o gratificación sexual del adulto.

¿Y el maltrato pasivo, quizás el más impalpable y menos vistoso?
El maltrato pasivo se presenta generalmente como negligencia o abandono. Dentro de este tipo de maltrato se distingue el maltrato físico pasivo que ocurre cuando las necesidades físicas (alimentación, abrigo, higiene, etc.) no son atendidas, temporaria o parcialmente por ningún miembro del grupo que convive con la persona. También existe el abandono emocional que es la falta de respuesta a necesidades de contacto afectivo del niño, (ausencia de contacto corporal, caricias e indiferencia frente a los estados anímicos del niño). Y por último, podemos mencionar a los niños testigos de violencia que se produce cuando los niños presencian situaciones crónicas de violencia entre sus padres. Los estudios comparativos muestran que estos niños presentan trastornos muy similares a los que caracterizan a quienes son directamente víctimas de maltrato.
Dentro de la denominada violencia conyugal encontramos el maltrato hacia la mujer, la violencia cruzada y el maltrato hacia el hombre (este último se da solo en un 2 %). Alrededor del 25 % es del tipo de violencia cruzada, es decir que la violencia parte de los dos integrantes de la pareja y el resto es la violencia dirigida hacia la mujer

¿Existen otras formas de violencia doméstica, formas más sutiles de agresión?
Muchas veces la violencia es muy sutil. Además quisiera destacar un punto que se considera muy importante al evaluar el maltrato y me refiero a evaluar desde donde viene el maltrato, o mejor dicho que mensaje hay detrás del maltrato y del golpe. Muchas veces encontramos un padre autoritario que golpea a su hijo por no hacer las cosas que le exige o por hacerlas mal. Son golpes y exigencias que dejan varias secuelas, pero existe un modo de golpear o menospreciar mucho peor. Un paciente que maltrataba me decía, al recordar su historia que su propio padre lo golpeaba si no hacía las cosas, lo golpeaba si las hacía, lo golpeaba cuando hacía las cosas mal o cuando las hacia bien, en fin, lo golpeaba por todo. Como dice una psicoanalista de niños, Caroline Eliacheff en este caso, el sujeto es "agredido en su cuerpo y en su dignidad de ser humano, porque es castigado por el sólo hecho de haber nacido y por lo que representa para quien lo golpea". Es decir, se los golpea no por lo que hacen sino por lo que son. Y en este sentido podemos decir que uno de los peores maltratos es el que ubica al niño como algo no deseado. El niño que no es deseado, no tiene cabida en el núcleo familiar y es colocado en el lugar de desecho de la familia
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¿Podrías aclarar este punto de los niños no deseados?
Los niños que no son deseados por los padres, son niños que quedan fuera del círculo familiar y que no pueden entablar ningún vínculo con sus padres y en este sentido hay muchas formas de expresar el rechazo. Es necesario aclarar que para el psicoanálisis, el nacimiento de un niño como sujeto se sitúa diferido respecto del tiempo de la concepción. El tiempo del nacimiento del niño, se halla vinculado al lugar psíquico que sus padres finalmente generen para recibirlo. El psicoanálisis ha demostrado que el sujeto nace en el mundo simbólico en la medida en que es deseado, esperado, hablado, más allá de la concepción; un sujeto nace antes de ser concebido, porque ya está en el discurso de los padres, en sus fantasías, (se le pone un nombre, se imagina como va a ser, etc.), tiene un lugar en el seno familiar. Esto es muy importante: el niño no nace como sujeto humano en el momento de ser parido, sino que a partir del lugar y la acogida en el deseo que le brindan los padres.
El no ser deseado sitúa al niño fuera de la familia y es cuestionado desde su mismo ser, y se los maltrata por lo que son y no por lo que hacen. Si no hay deseo de los padres, pueden ocurrir las condiciones de vida más elegantes, pero la relación no funcionará en armonía. Ejemplos de no deseo evidentes y trágicos los vemos en niños abandonados en los basureros o en la calle o también en el asesinato de los mismos. También en los maltratos físicos y emocionales, pero también lo vemos en aspectos muy sutiles, que a veces no se consideran maltrato, como los maltratos pasivos que ya mencioné y que podemos encontrar en el niño totalmente abandonado en su casa, donde el niño está solo, siempre fuera, lejos de los padres. Estos son hechos que en apariencia son menos violentos, pero son igualmente vividos como muy violentos por los niños, que entenderán tarde o temprano el trasfondo del mensaje. La negligencia, la ignorancia de las necesidades del niño, el abandono emocional, etc. sitúan al niño en un lugar de no deseo, de no vínculo con los padres.

Estamos hablando de mensajes de tipo subliminal... un lenguaje "subterráneo"
Más que eso. La posición y el mensaje que se le envía al niño, es fundamental más allá de las circunstancias. Es decir, un niño puede ser golpeado por desobedecer, para exigirle perfección, o por diversión, o por existir. Lo importante es que el mensaje enviado a través del golpe, es recibido de forma distinta por el niño y determinará consecuencias muy distintas. Por ejemplo, supongamos que una madre dice a su hijo "te quiero". Esta frase en sí no significa nada, si no se tiene en cuenta, desde que lugar se dice esto. Se lo puede decir desde una frialdad absoluta, desde la burla, desde la ternura, etc. El lugar donde se sitúa esta madre, que envía la frase "te quiero", determina el verdadero significado y sentido, es decir lo importante es el lugar desde donde el otro envía su mensaje al niño. Y esto se encuentra con bastante frecuencia en las historias de hombres maltratadores.

¿Qué sucede con los hombres agresores de su familia, qué los lleva a humillar, insultar y golpear a sus seres queridos?
Esto es bastante complejo, hay distintas causas que desencadenan el maltrato, pero en muchos casos se encuentra una historia trágica, con matices diferentes, pero con una marca distintiva: el lugar que tiene ese niño (el hombre golpeador) en el deseo de sus padres. Generalmente son niños no deseados, en el más amplio sentido, como expliqué antes. Existe un punto común en muchos de los hombres agresores y es que no han tenido cabida en el deseo de uno de los padres y se puede precisar en este caso: El Padre, o aquel que cumple la función de éste. Son los mismos padres los que no dieron cabida a estos hombres golpeadores, negados como hijos y colocados en el lugar de nada. "No sirves para nada" es la frase dicha por el padre que queda grabada en la mente de muchos de los hombres golpeadores. Esto me relataba uno de ellos: "Mi papá nunca me pegó, siempre lo obedecí, como mi mamá, pero el siempre estaba insatisfecho y molesto con todo lo que yo hacía, a veces me decía que dudaba que fuese su hijo, que era un inservible". Esto refleja que el no deseo del padre no se expresa solo a través del golpe, sino a través de la indiferencia y del no reconocimiento del niño como ser humano.

Me intriga que este no deseo del padre se incube en el niño y se exprese en la adultez como violencia doméstica...
Lo plantearé desde la perspectiva psicoanalítica. Ese hombre no ha podido elaborar íntimamente, simbólicamente, su ser hombre, su ser masculino. Frente a las preguntas ¿qué es ser padre? ¿qué es ser hombre?, el hombre golpeador asume que la única salida para sostenerse como hombre es la agresión. El hombre no maltrata a su mujer por la muy usada problemática de género o la desigualdad de roles o por algo inherente a la "cultura machista". Los hombres agresores no desprecian a las mujeres, sino que desprecian su historia. El hombre agresor no puede responder simbólicamente frente a las exigencias culturales sobre el significado de ser padre, esposo, proveedor, ya que las mismas están vacías para él. Un agresor me manifestaba: "Yo sé que está mal golpear a la mujer pero no puedo evitarlo, la rabia me invade y haga lo que haga ella, me enojo y la golpeo frenéticamente; sé que está mal y nada tiene que ver con ella". La única respuesta que puede dar el hombre violento, cuando se enfrenta frente a estos significados que definen al ser masculino y que le devuelven una imagen de vacío, es el acto violento que le reflejan permanentemente eso que no puede ser.

¿Que papel pueden cumplir los educadores en este tema del maltrato?
Su papel es muy importante por varios motivos. Primero, en el tema de la detección de niños maltratados, los docentes que han sido capacitados tienen un protagonismo importante ya que son los maestros y educadores los que pasan varias horas con los niños y los conocen. Para ello los educadores deben ser capacitados en el tema del maltrato, en sus indicadores para detectarlo y en cómo se debe actuar a nivel personal, escolar y legal. Además, cuanto antes se detecte el maltrato, mejor serán los pronósticos para resolver la problemática y así evitar mayores consecuencias.
Otro papel importante y fundamental que pueden desempeñar los docentes es el tema de la prevención primaria y secundaria, es decir, intervenir para que el problema nunca se presente o intervenir cuando aparecen los primeros indicios de riesgo de maltrato y así evitar que el riesgo se magnifique o que se llegue al maltrato. El educador es un importante eslabón de unión entre los padres y los hijos, cumplir esa función posibilitaría un mejor entendimiento y evitaría de ese modo varias circunstancias que propician y precipitan el maltrato.

¿En que deberían capacitarse los educadores para cumplir esta función?

En varios temas. Primero tener un buen conocimiento sobre la violencia intrafamiliar, y principalmente aquella dirigida a los niños: conocer los tipos de maltrato, los indicadores para detectar el posible maltrato, tener un conocimiento en cómo actuar. Además, la escuela debería tener claro que hacer en estos casos, ya que la intervención debe ser institucional, y además debe conocerse la ley de maltrato y la intervención legal. Por último, sería óptimo que el colegio tuviera un psicólogo y un asistente social. Es decir, la intervención no debe ser aislada de un solo docente, sino que la escuela debe tener un modo de intervenir clara cuando se presentan los casos. Por otro lado, también debe capacitarse al educador en modos y técnicas de prevención y más específicamente en prevención del maltrato y en el mejoramiento de la relación padres hijos.
Como en muchos temas más, yo considero al educador una persona clave en el desarrollo armónico del niño y por ello la problemática del maltrato debería estar incluida dentro de su capacitación.

Andres Quinteros.Psicólogo, Master en Psicología Clínica, Legal y Forense en Psicología Jurídica y docente universitario.

Entrevista de Alejandro Abufom
Revista Nueva Mirada Chile.



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